SI TE LO EXPLICO, NO LO ENTENDERÍAS

SI TE LO EXPLICO, NO LO ENTENDERÍAS

El famoso lema del tradicional equipo de fútbol, Atlas de Guadalajara. Una frase que sostenía 70 años sin ver campeón al club tapatío, desde aquel lejano 1951.

Durante muchos años fue un club estrechamente presente, con un carisma único, aunque sin títulos en sus vitrinas. Mucha de la gente se preguntaría, ¿qué tiene de bueno seguir a un club así? Ser aficionado del Atlas se podría relacionar con pasión y sufrimiento.

Desde que tengo uso de razón, el rojo y negro fueron los colores que decidi alentar. Siempre con juicios de la gente advirtiendo que jamás los veria campeones. Juraron que pasarían generaciones sin poder lograr el tan ansiado título de liga y con ello una serie de burlas. En muchos lapsos de mi corta vida parecía conformarme y aceptar estos comentarios; con malos manejos por parte de directivos que solo dejaron hundido un barco con una losa gigante por levantar.

Con un plantel sin estrellas, pero con un mismo objetivo en mente, se plantó un equipo único e irrepetible en el Apertura 2021.  Aquel torneo terminó  como segundo en la general; eliminando a Monterrey en cuartos de final, y a Pumas en semifinales.

La gloria para una afición que solo vivía de fidelidad y de la poca felicidad se palpaba incluso fuera de la perla tapatía, 70 años eran el fantasma que tenía el rojinegro detrás mientras buscaba romper esa maldición. 

Como fiel seguidor emprendí un viaje con el único objetivo de ser parte de la historia, no solo para el Atlas, sino también para el fútbol mexicano. Fueron 554 kilómetros desde la Ciudad de México hasta la hermosa Guadalajara. Durante el trayecto venían recuerdos del club a mi memoria; los videos  de la final en 1999 donde se perdió en la tanda de penaltis ante Toluca, las burlas porque nunca llegaría a vivir para ver campeón a mi club. Aunque sobretodas, las noches de sábado junto a mi abuelo donde ambos nos sentábamos a ver los partidos de la aclamada Academia

A las afueras del Estadio Jalisco la atmósfera era única, todos los sentimientos individuales del atlismo se envolvieron en un solo aliento rojinegro. Los rostros de temor y preocupación estaban ahí. Presentes dentro de la afición. Sin embargo, lo que más se notaba era la ambición y el deseo por ganar ese título frente al León aquel 12 de diciembre del 2021.

En lo personal, la presencia de mis amigos ayudaron para tener la confianza por este plantel pese a ir un gol abajo en el marcador global. Aldo Rocha fue el encargado de dar el grito de gol más importante para el Atlas en su historia, pese a no ser el gol de la victoria, fue el tanto que hizo creer a todos que ese era el día de romper la sequía de más de medio siglo en las vitrinas.

Con el marcador empatado en el global a tres tantos, la fiel rojinegra se volcó por sus jugadores, debo admitir que tenía los ojos llorosos desde ese momento, tenía la seguridad por un cuadro que estaba entregando el alma y el corazón por su gente.

El tramo final del juego  fue una montaña rusa de emociones, mientras, se concretaba un resultado que históricamente nunca había beneficiado a los tapatíos. Se envolvían las malas experiencias del siempre humilde equipo de Colomos. La diferencia radicó en el mejor arquero en la historia del equipo, Camilo Vargas. El colombiano se convertiría en una leyenda viviente atajando dos de los cinco disparos desde los 12 pasos. Después de ello, Julio Furch tuvo el tiro final para desaparecer el maleficio de los zorros. El resto es historia. 

El recordar a mi difunto abuelo todas las noches sabatinas diciendo que no llorara, que yo en algun momento vería campeon a mis rojinegros me llevó la siguiente hora llena de llanto tratando de asimilar esas emociones. Fue más allá del título, fue la verdadera razón por la cual me hice aficionado de este club. Y es que nadie creía en esto.

Sin duda, puedo decir que el 12 de diciembre del 2021 en el Estadio Jalisco, viví el momento más emocional de mi vida. El cúmulo de emociones y sentimientos de lo que soy hoy en día llegaron a mi mente.

Aún relatado esto, puedo decir que ni tratando de explicártelo, lo entenderías.

Back to blog